A punto de cumplir un mes del Decreto de Alarma por la pandemia de COVID-19 y a pesar de queda tiempo para superar esta crisis, es tiempo de empezar a reflexionar. Desde proyecto HURRA estamos viendo que la crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de humanización de la asistencia sanitaria y nos gustaría aportar nuestro granito de arena para nuestra parcela de radiología.

 

Cuidado del profesional de radiología

 

Hoy quiero tratar de reflexionar alrededor de una de las dimensiones básicas de nuestro proyecto. El cuidado del profesional. Veamos que les está ocurriendo a los profesionales de la radiología en esta crisis.

En estos días de pandemia y con los hospitales reconvertidos a hospitales de COVID, el servicio de radiología se ha tenido que reconvertir de un día para otro. Suspendida la actividad asistencial no urgente ni oncológica, todos los profesionales se han visto abocados a un cambio sustancial de su actividad.

 

Cambios en la gestión de la crisis y su impacto negativo en el profesional

 

El tsunami originado por la infección del SARS-COV-2 es de dimensiones descomunales y su gestión ha requerido de improvisación por parte de todas las instituciones. Se ha echado de menos un plan de contingencias de crisis que sirviera de guía. A falta de un plan, cada institución se ha regido a su manera generando malestar en algunos servicios.

La subespecialización de radiólogos y técnicos ha quedado suspendida para dar salida a la necesidad de ingentes estudios de imagen torácica para diagnóstico y seguimiento de la COVID. Las necesidades han puesto a todo el mundo fuera de su zona de confort.

La organización del tiempo y espacio de trabajo ha sido uno de los cambios propuestos. Afortunadamente el radiólogo es de las especialidades que más oportunidad tiene de teletrabajo y esto ha favorecido evitar la exposición a la infección en algunos casos.En otros casos el radiólogo se ha ofrecido a pasar a canalizar vías centrales por ecografía o si su bagaje lo permite a pasar a formar parte del equipo clínico de COVID. aumentando su exposición a la infección El cese de la actividad no urgente ha determinado un superávit de profesionales que nunca nadie hubiera soñado. En el caso de los técnicos se ha paralizado la actividad de alta tecnología y se ha disparado la demanda de radiología portátil impactando en la distribución del trabajo.

La gestión de ese superávit de profesionales y la alta demanda de servicios de diagnóstico en urgencias ha sido desigual. Cada servicio ha adoptado medidas diferentes. Algunas han significado paso a turnos de 12 horas, otras han mantenido sus horarios, se ha propuesto descansos alternos para evitar el contagio masivo del servicio y en el caso de la actividad privada los famosos ERTES. Cualquier cambio es motivo de distres en las personas y en un entorno de confinamiento social llueve sobre mojado.

 

Por otro lado, la gestión del riesgo también ha sido desigual en algunos entornos siendo impecable en algunos servicios. La actividad de mayor riesgo es la de los técnicos, enfermería y los radiólogos en ecografía o intervencionismo. La falta inicial de protecciones personales generó algunas situaciones de riesgo que parece ser que la mayoría de los servicios han ido reconduciendo. Está claro que muchos de los estudios que hacemos en el servicio de radiología se tratan de un “contacto estrecho”, siempre que no podamos estar alejados en ese 1-1,5 m de seguridad. La falta de conocimiento de esta enfermedad ha retrasado la toma de medidas de seguridad.

El miedo también es muy desigual en las personas y la repercusión del miedo al contagio también lo es. Cada uno pone su miedo con un valor diferente en la balanza. Se acumula el miedo a contagiar a la familia. No debemos olvidar que se han visto contagiados por la infección más de un 15% de los profesionales sanitarios.

 

El profesional de radiología y el burnout

 

El desgaste profesional de esta situación aguda no debemos olvidar que cae sobre una serie de profesionales que ya padece de un elevado nivel de bournot, y que seguro ahondará la huella de este episodio de crisis. Una de las causas del elevado burnout del profesional de radiología es la industrialización del servicio y la parcialización de tareas. Esta organización de los procesos impide visualizar el impacto de nuestro trabajo en el resultado final de mejoramiento de la salud de los pacientes. Es decir, cada uno hace una parte del servicio en escasos minutos de intercambio con el paciente olvidando rápido su caso o su cara. Este modelo despersonaliza y desgasta por ese alejamiento de la recompensa ver el impacto en los pacientes, sin embargo, protege de la fatiga por compasión. El escaso seguimiento del caso de cada paciente hace que cuando las cosas terminan mal no seamos testigo de ello y no podamos tener desgaste por compasión. Por el contrario, en estos días donde la actividad de portátiles en las camas de UCI es una gran parte de la actividad del servicio, los técnicos empiezan a tener el desgaste de ser testigos de la cantidad de fallecidos que suceden en las unidades de críticos. Esto es una novedad que viene de la mano de esta terrible pandemia.

 

Aspectos positivos de esta crisis

 

En la balanza de cosas positivas que nos ha traído esta crisis me gustaría enumerar unas cuantas que en un reciente artículo he encontrado perfectamente analizadas por un cardiólogo, Dr. Javier Higueras:

  • Hemos aprendido que salir de la zona de confort cuesta, pero se APRENDE y eso también es un motivo de sentirse recompensado.
  • Hemos aprendido lo bien que se trabaja en equipos con múltiples especialidades. Acostumbrados a trabajar casi en compartimentos estancos y centrar nuestro conocimiento en áreas más pequeñas para alcanzar una mejor especialización hemos comprobado que el trabajo en equipos de múltiples disciplinas enriquece.
  • Hemos visto lo bien que se tratan las distintas personas de esos nuevos equipos sea cual sea su profesión. Se han roto las barreras de los distintos tipos de profesionales.
  • Cuando la urgencia apremia aprendemos con rapidez y en cantidad. En cuatro semanas hemos aprendido de la infección por SARS-CoV-2 más de lo que hubiéramos imaginado. Somos capaces de aprender más de lo que muchas veces somos capaces de afrontar.
  • Las redes sociales, incluido WhatsApp, pueden ser un soporte de aprendizaje inmenso. A parte de mil videos de toda índole, los grupos profesionales de WhatsApp y redes sociales han distribuido la información para lograr un aprendizaje colaborativo enorme que se adaptaba semana a semana a los nuevos conocimientos que la ciencia generaba día a día.
  • La ciencia es testaruda, genera conocimiento a marchas forzadas cuando el enemigo se resiste, como es el caso de la COVID. Los equipos de investigación de todo el mundo han reconvertido su objetivo a la lucha por esta pandemia y son muchos ya los ensayos clínicos en marcha. Ahora sabemos lo importante que es invertir en investigación.
  • Un pequeño gesto resulta inmenso. Ante el desaliento cualquier gesto sirve para seguir adelante. Un aplauso, unas flores, algo de comida todo vale mucho en situación de crisis. Se agradece todo. Añadiría el humor como agente facilitador de equipo, en estos días el uso de EPIS ha llevado muchas veces a momentos de humor que han quedado inmortalizados en muchas fotografías compartidas por los equipos.
  • Hemos aprendido el daño que puede hacer un virus incontrolado, sin las vacunas nuestro planeta sería pasto de múltiples pandemias simultáneas que no acierto a imaginar. No hay lugar para los antivacunas o más bien para los PRO-PANDEMIAS.

 

Casi todos estos aspectos positivos podemos encontrarlos en los equipos de radiología. Visualizar los puntos críticos es básico para poder hacer un diagnóstico real de la situación e intentar reconducir el estrés sobrevenido evitando que redunde en un empeoramiento de la salud de los profesionales.

 

Balance de la situación

 

Una manera de ver el panorama completo es establecer una lista de pros y contras de la situación. Creo que el ejercicio puede ayudar a ver el vaso algo más lleno. Esta es mi primera lista pero me gustaría actualizarla con vuestras sugerencias y ayuda.

¿Te animas?

 

FACTORES NEGATIVOS FACTORES POSITIVOS
Salida zona confort: subespecialidad,técnica Aprendizaje y aprendizaje rápido
Cambio de horario,turno Trabajo en equipo multiespecialidad
Cambio de puesto de trabajo Mejora en clima laboral. Humanización
Falta plan de contingencia unificado Las redes sociales como aprendizaje
Falta de material de protección Aceleración del conocimiento científico
Miedo al contagio propio o de la familia Solidaridad como ayuda a resiliencia
Fatiga por compasión en portatiles UCI El humor facilitador de trabajo en equipo

 

Prevención del desgaste en tiempos de crisis

 

Si queremos hacer una prevención del desgate profesional que esta crisis puede dejar, debemos hacerlo desde el ámbito de la organización, desde el grupo de trabajo y desde el individuo en forma de auto cuidado.

Os dejo una lista de deseos para vuestra valoración. Estoy haciendo un ejercicio de reflexión en voz alta. La crisis promete ser larga y no me gustaría esperar al final para establecer medidas de protección del profesional de una crisis ya pasada. Desde los distintos ámbitos se pueden establecer medidas deprevención:

  • Organización: Sería bueno tener definido un plan de gestión de la crisis, mejor si tiene un aval de organizaciones científicas profesionales para que sea lo más uniforme posible. Debería establecerse acuerdos con todo el equipo para llevar a cabo ese plan con transparencia de datos y actualizarlo a medida que se genere nuevo conocimiento o cambios en las circunstancias especiales.
  • Grupo de trabajo: Establecer canales de comunicación interna extraordinarios de modo ascendente y descendente. Será de ayuda el tener habilidades de negociación para evitar o resolver conflictos, conseguir apoyo organizacional de las iniciativas propias y tener orientación a la solución de problemas derivados de esta crisis. Sería de ayuda: la escucha activa, apoyo técnico, apoyo emocional , creación de necesidad de retos o desafíos, empatía, respeto y evitar juicios.
  • Autocuidado: Se trata de tener un proceso de descompresión saludable. Hábitos alimentarios saludables, descanso, ejercicio físico, relajación, desconexión laboral fuera del horario son parte de ese auto-cuidado. El optimismo, la competencia emocional y la resiliencia son habilidades para entrenar que en estos momentos nos van a venir muy bien.

 

Recientemente SEGRA (Sociedad Científica) y ACTEDI (Asociación Profesional), dos organizaciones representantes de Técnicos Superiores de Imagen para el Diagnóstico, Medicina Nuclear y Radioterapia, han hecho una propuesta de auto-cuidado de alto valor que me gustaría compartir con vosotros. AQUÍ

 

Hasta aquí mi reflexión. Espero vuestros comentarios y sugerencias. Con ello podemos poner en marcha una guía de buenas prácticas para la humanización de la radiología que podemos compartir estos días.

 

Pilar Manchón Gabás

 

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